viernes, 3 de septiembre de 2010

Teofanía, Walter F. Otto, (3)

Walter F. Otto, Teofanía (El espíritu de la antigua religión griega), Ed. Sexto piso, p. 99:
«Así como esas deidades revelan al hombre la verdadera nobleza, la grandeza genuina, no por preceptos y enseñanzas, sino por su mero ser, así también le abren, por ese ser, las profundidades y lejanías del mundo.
»Con esto caracterizamos la esencia de la experiencia divina griega.
»Los dioes muestran a quien les mire la cara la riqueza infinita del Ser.
»La muestran cada uno a su manera: Apolo muestra el ser del universo en su claridad y orden, la existencia como cognición y canto sapiente, purificada de redes demoníacas. Su hermana Ártemis revela otra especie de pureza del mundo y de la existencia, la eternamente virginal, que juega y danza; es amiga de los animales y alegremente los persigue, la del rechazo indiferente y del irresistible encanto. En los ojos de Atenea reluce la magnificencia de la acción viril y reflexiva, del instante eterno de toda realización victoriosa. En el espíritu de Dioniso, el universo sale a la luz en su forma primordial, como impetuosidad arcaica y felicidad sin límites. Al resonar el nombre de Afrodita, el mundo aparece dorado, todas las cosas muestran el cariz del amor, del encanto divino que invita a la entrega, a la fusión y unión.
»Así podríamos seguir. Pero son suficientes estas imágenes. ¿No son, todas ellas, formas primordiales de la vida infinita del universo, de sus deleites y sus oscuros misterios? Las realidades del mundo son, en verdad, dioses, presencias y revelaciones divinas.»

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