lunes, 13 de septiembre de 2010

El monje Laskaris, Gustav Meyrink

Gustav Meyrink, El monje Laskaris y otros relatos extraños y esotéricos, Ed. Valdemar, p. 211:
«O todo es pecado, o nada es pecado, todos los yos son un yo común: de esto se ha vuelto completamente consciente.
¿Dónde vive la mujer que no sea al mismo tiempo su hermana, cuyo amor terrenal no sea al mismo tiempo un crimen? ¿A qué animal, por pequeño que sea, puede matar sin cometer al mismo tiempo un matricidio y un suicidio? ¿Acaso es su propio cuerpo algo diferente a una herencia de miríadas de animales?
Nadie hay aquí que imponga el destino, excepto un gran yo que se refleja en innumerables yos; de un yo grande y pequeño, claro y turbio, malo y bueno, contento, triste y, sin embargo, sin quedar afectado por la alegría o el sufrimiento, al igual que el sol no se ensucia ni se arruga cuando se refleja en charcos o en olas espumosas, y que no desciende al pasado ni emerge del futuro, ya se agoten las aguas o manen nuevas por las lluvias; no hay nadie que imponga el destino que no sea ese yo grande y común: es la causa, la cosa misma, que es el origen primero.»

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