martes, 7 de septiembre de 2010

Mitos, sueños y misterios (3)

Mircea Eliade, Mitos, sueños y misterios, Ed. Grupo libro 88, pp. 1-2:
«¿Qué es exactamente un "mito"? En el lenguaje corriente del siglo XIX, el mito significaba todo cuanto se oponía a la "realidad": la creación de Adán o el hombre invisible, tanto como la historia del mundo referida por los zulúes o la Teogonía de Hesíodo eran "mitos". Como tantos otros clichés del iluminsimo y del positivismo, éste era tamibén de estructura y de origen cristianos; por cuanto para el cristianismo primitivo, todo cuanto no encontraba justificación en uno u otro de los dos Testamentos era falso: era una "fábula". Pero las búsquedas de los etnólogos nos han forzado a volver sobre esa herencia semántica, sobrevivencia de la polémica cristiana contra el mundo pagano. Comenzamos finalmente a conocer y a comprender el valor del mito tal como ha sido elaborado por sociedades "primitivas" y arcaicas, es decir, por los grupos humanos donde el mito resulta el fundamento de la vida social y de la cultura. Ahora bien, un hecho nos llama desde ahora la atención: para tales sociedades, el mito es considerado como expresión de la verdad absoluta, porque refiere una historia sagrada, esto es, una revelación trashumana que ha tenido lugar en el alba del Gran Tiempo, en el tiempo sagrado de los comienzos (in illo tempore). Siendo real y sagrado, el mito se vuelve ejemplar y, en consecuencia, repetible, por cuanto sirve de modelo y, simultáneamente, de justificación para todos los actos humanos. En otros términos, un mito es una historia verdadera que ocurrió en el comienzo del Tiempo y que sirve de modelo al comportamiento de los seres humanos. Imitando los actos ejemplares de un dios o de un héroe mítico, o simplemente refiriendo sus aventuras, el hombre de las sociedades arcaicas se desliga del tiempo profano y alcanza mágicamente el Gran Tiempo, el tiempo sagrado.
»Como se ve, se trata de un cambio total de los valores: mientras el lenguaje corriente confunde el mito con las "fábulas", el hombre de las sociedades tradicionales descubre en él, por el contrario, la única revelación válida de la realidad

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