
«¿Qué te perjudica que permitas a Dios ser Dios en ti? Sal totalmente de ti, por la voluntad de Dios, y Dios saldrá totalmente de si por voluntad tuya. Cuando ambos salen de sí mismos, lo que queda es un uno simple. En ese uno engendra el Padre a su Hijo en la fuente más íntima. Allí florece del Espíritu Santo y allí surge en Dios una voluntad que pertenece al alma. Mientras la voluntad no es afectada por todas las criaturas, y por todas las cosas creadas, es libre. Cristo dijo: "Nadie llega al cielo que no venga del cielo" [Jn 3, 13]»
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