
martes, 30 de marzo de 2010
Ensayos sobre simbolismo

viernes, 19 de marzo de 2010
La belleza

jueves, 18 de marzo de 2010
El Vedanta y la tradición occidental (8)

miércoles, 17 de marzo de 2010
El Vedanta y la tradición occidental (7)
martes, 16 de marzo de 2010
El Vedanta y la tradición occidental (6)


lunes, 15 de marzo de 2010
El Vedanta y la tradición occidental (5)



domingo, 14 de marzo de 2010
Fedro, o de la belleza (2)

Fedro, o de la belleza

sábado, 13 de marzo de 2010
El Vedanta y la tradición occidental (4)

viernes, 12 de marzo de 2010
El vedanta y la tradición occidental (3)

«Se pone el énfasis en la idea de una actividad "pura" que puede describirse propiamente como "festiva", pues el juego se realiza, no como "trabajo", ordinariamente realizado con vistas a lograr algún objetivo esencial para el bienestar del que lo realiza, sino desinteresadamente; el trabajador trabaja por aquello de lo que tiene necesidad, el jugador juega a causa de lo que es. El trabajo es laborioso, el juego es fácil; el trabajo es agotador pero el juego es una actividad recreativa. La forma de vida mejor y más semejante a Dios es "jugar el juego". Y antes de terminar con estas consideraciones generales, debería comprenderse que en las sociedades tradicionales todos esos juegos y celebraciones o representaciones que ahora vemos como "deportes" y "espectáculos" meramenente seculares son, estrictamente hablando, "ritos" en los que sólo los iniciados pueden participar; en estas condiciones, la maestría o competencia no es nunca una mera destreza física, sino también una "sabiduría" (sophia, cuyo sentido básico es precisamente "pericia"). Y así los extremos se encuentran, el trabajo se convierte en juego y el juego en trabajo; en consecuencia, vivir es ver "la acción en la inacción y la inacción en la acción (Bhagavad Gita IV, 18), elevarse por encima de la batalla y así permanecer inafectado por las consecuencias de la acción.»
jueves, 11 de marzo de 2010
El vedanta y la tradición occidental (2)

miércoles, 10 de marzo de 2010
El Vedanta y la tradición occidental


lunes, 8 de marzo de 2010
Cosmos y Psique (5)


domingo, 7 de marzo de 2010
Técnicas del yoga (2)

sábado, 6 de marzo de 2010
Técnicas del yoga

M. Eliade, Técnicas del yoga, Ed. Kairós, pp. 194-195:
«La manipulación de lo sagrado es, en sí misma, una operación ambivalente, principalmente en el sentido en que sep uede experimentar lo sagrado y obtener resultados, ya sea en el plano religioso o en el mágico, sin que el manipulador sea necesariamente muy consciente de lo que está haciendo: un acto de culto o una operación mágica. La experiencia de lo sagrado es también ambivalente: por una parte, revela al ser humano fuerzas y personas que le trascienden, que siente que su existencia depende de ellas, que le protejen o le persiguen, con las que se ha de comportar con "temor y temblor", etc. y por otra le revela que las posibilidades que se le abren las puede atribuir igualmente a su propia "ciencia" y habilidad.
»Las prácticas yóguicas también participan de esta ambivalencia, pues si es el Yoga el que desapega al ser humano del Cosmos, lo "desata", enseñándole la manera de utilizar sus propias fuerzas, el Yoga es también el que "ata" al ser humano a Dios preparándole para la unio mystica. Es fácil ver el conflicto entre la "magia" y la "religión" en el interior mismo de las prácticas yóguicas. Es fácil, por ejemplo, identificar la magia dominante en el Patañjala-Yoga e incluso en las técnicas meditativas budistas, y dilucidar igualmente la estructura mística del Yoga vishnuista (la Bhagavad-Gita). La conquista por sus propios medios de la autonomía espiritual se desprende de una actitud mágica. Igualmente mágicos son los "poderes" (siddhis) que adquiere el yogui mediante sus propias ascesis, meditación o habilidad. Ahora bien, hemos visto que ciertas tradiciones indias (el Buddha, en primer lugar) no dejan de luchar contra la tentación de la magia, de los siddhis. Los "poderes" retienen al yogui en el mundo, le dispersan hacia lo externo, ralentizan considerablemente su proceso de liberación. La carencia o la presencia de una divinidad personal (istadevata), fuente de experiencia religiosa viva, basta para distinguir, al menos a grandes rasgos, las dos clases de Yoga. Esto, añadiremos, no sucede siempre, pues en el tantrismo, por ejemplo, coexisten las dos estructuras; la "magia", la fuerza del rito, no excluye a la "mística", la conexión con una divinidad.»
viernes, 5 de marzo de 2010
El secreto del Veda (3)

jueves, 4 de marzo de 2010
Cosmos y psique (4)

miércoles, 3 de marzo de 2010
La tempestad, W. Shakespeare (4)
«Su magia, su arte, no es sino una reflexión sobre el arte y sobre el arte del dramaturgo -el arte de quien, a través de la ficción escénica, asume para sí la tarea de manipular y dirigir el mundo de los sentimientos humanos. En este sentido The Tempest es realmente metateatro, teatro que reflexiona sobre sí mismo, que explora y revela sus posibilidades expresivas y los medios y trucos (la propia magia) con que éstas se realizan.»

W. Shakespeare, La tempestad, «Introducción de Giorgio Melchiori», p. 23:
«Metateatro, pues, y también psicodrama, todo jugado sobre una serie de sugerencias que inducen a los personajes a autorrevelarse y a la vez a reconocerse todos como parte de una inteligencias más amplia que los incluye, parte del diseño con el que el mago-dramaturgo se explica a sí mismo.»
martes, 2 de marzo de 2010
La tempestad, W. Shakespeare (3)
«(Próspero)
(...) Y yo, Próspero, era
entre los duques el primero y el de más reputación
y dignidad, y sin rival algno en el estudio de las artes...
a las que dediqué todo mi afán. Yo dejé en sus manos (de su hermano)
el peso del gobierno, mientras poco a poco me convertía
en un intruso de mi propio Estado; tal era el éxtasis
que sentía por las ciencias de lo oculto...»

W. Shakespeare, La tempestad, trad. M.A. Conejero Dionís-Bayer y Jenaro Talens, Ed. Cátedra, p. 125:
«(Próspero)
Por un raro accidente, mi fiel amiga hoy,
la generosa Fortuna, ha traído a mis enemigos
a esta orilla; y yo que leo el futuro
sé que mi cenit depende del auspicio de una estrella
y si no busco con halagos su influencia, si no la busco,
me abandonará mi suerte.»

(Millais, Fernando tentando por Ariel)
W. Shakespeare, La tempestad, trad. M.A. Conejero Dionís-Bayer y Jenaro Talens, Ed. Cátedra, pp. 353-355:
«(Próspero)
Me parece, hijo mío, que algo os perturba
como si algo temierais. Alegraos, señor,
que ya terminó la fiesta. Los actores,
como ya os dije, eran espíritus y se desvanecieron
en el aire, en la levedad del aire.
Y de igual manera, la efímera obra de esta visión,
las altas torres que las nubes tocan, los palacios espléndidos,
los templos solemnes, el inmenso globo,
y todo lo que en él habita, se disolverá;
y tal como ocurre en esta vana ficción
desaparecerán sin dejar humo ni estela. Estamos hechos
de la misma materia que los sueños, y nuestra pequeña
vida cierra su círculo con un sueño»
lunes, 1 de marzo de 2010
La tempestad, de W. Shakespeare (2)

«"Art" es otra de las palabras clave de The tempest, quizá la más importante, en relación dialéctica con aquella "Natura" que domina el tejido verbal de Lear. Por "art" se entendía el arte de la magia, pero el término cubría todas las actividades intelectuales tendentes a la superación de la condición natural del hombre. Próspero se reprueba por haberse dejado absorber en demasía por el arte, pero reconoce luego que ha sido precisamente éste, en conjunción con la naturaleza de la isla y con sus fuerzas misteriosas representadas por Áriel y Cáliban, el que le ha permitido servirse de ambos y convertirse en señor absoluto, dueño de una nueva dimensión, en tanto que la isla es un universo en sí, fuera y por encima del mundo natural»
Shakespeare
