lunes, 28 de junio de 2010

El chamanismo..., de Mircea Eliade


M. Eliade, El chamanismo y las técnicas arcaicas de éxtasis, Ed. Fondo de Cultura Económica, p. 64:
«"Un viejo angakkok escoge un discípulo y la enseñanza se efectúa en el más profundo misterio, lejos de la cabaña, en el monte". El angakkok le enseña cómo concentrarse en la soledad, junto a una vieja tumba, en la orilla de un lago, y allí, frotar una piedra contra otra, en espera del acontecimiento. "Entonces saldrá el oso del lago o del ventisquero, devorará tu carne, y te convertirá en un esqueleto: morirás. Pero, recobrarás tu carne, despertarás y tus vestidos volarán hacia ti." Entre los Esquimales de Labrador es Torngársoak, el propio Gran Espíritu, el que aparece en forma de oso blanco y devora al aspirante.»

lunes, 21 de junio de 2010

Eleusis, Karl Kerényi (3)

Karl Kerényi, Eleusis, Ed. Siruela, p. 155:
«Este culto en una gruta, que era el escenario de la epifanía divina en forma de planta, se basaba en el mito al que hemos llegado por varios caminos: un ser mítico muere, pero, aunque acompañada de dolor y derramamiento de sangre, su muerte es sólo aparente. Desde esta muerte mítica, cada muerte es una prolongación de la vida en dos dimensiones, una como planta, la otra divina. Para lograr esa inmortalidad sólo se necesitaba tomar la muerte -como hizo ese ser mítico- sobre sí mismo. En el culto de los muertos se suponía que todos los muertos habían hecho eso. Se creía que aquellos que sufrían la muerte del ser mítico en la forma de una ceremonia, una imitación ritual del mito, y la tomaban sobre sí tenían la seguridad de seguir viviendo después de la muerte de la misma manera, a la manera divina y a la manera de planta, entre las que no parece haber sido posible una distinción muy nítida. La religión de Dioniso tenía esa ceremonia, una iniciación que, como los misterios eleusinos, puede reconstruirse hasta cierto punto. La imitación del sufrimiento y la muerte de un ser divino, de los que fluyen beneficios para nosotros y para todos los hombres, es una característica común a otras religiones.»

domingo, 20 de junio de 2010

Tao Te Ching


(Hokusai)
Lao Tse, Tao te Ching, Ed. Integral, p. 39:
«El cielo es eterno y la tierra permanente,
La razón por la que son eternos y permanentes
es porque no viven para sí mismos.
Por eso viven largamente.
Del mismo modo el sabio, situándose detrás,
se coloca delante.
Desprendiéndose de su yo,
su yo se conserva.
¿No es acaso porque renuncia a su individualidad
por lo que su individualidad se realiza?»

7天長地久。天地所以能長且久者,以其不自生,故能長生。是以聖人後其身而身先,外其身而身存。非以其無私邪!故能成其私。

sábado, 19 de junio de 2010

Eleusis, Karl Kerényi (2)

Karl Kerényi, Eleusis, Ed. Siruela, p. 87:
«El kalathos puede haber pertenecido a la Core: para las flores que estaba recogiendo cuando fue raptada o para la lana que trabajaba cuando fue seducida por su padre, el Zeus subterráneo, Hades o Dioniso, que había tomado la forma de una serpiente -versión a la que alude el Himno órfico y que fue conservada principalmente por los poemas órficos-. La serpiente se enrolla alrededor de la cista mystica en la que Deméter está sentada y de la que se toma lo innombrado, algo misterioso, para meterlo en el cesto pequeño devolviéndolo luego a su lugar original. Es muy probable que en la cista mystica, entre las plantas que se pueden ver en las representaciones, estuvieran ocultos uno o más falos.»

jueves, 17 de junio de 2010

Eleusis, Karl Kerényi

Karl Kerényi, Eleusis, Ed. Siruela, p. 70:
«En griego, podríamos seguir la pista a muchas palabras compuestas hasta llegar al hipotético adjetivo verbal myston, que puede significar solamente lo que se cierra en sí mismo: mysto-dotes es aquel que revela el secreto (Apolo en el Himno a la Musa de Mesomedes); mysto-graphos, el que escribe los secretos. Éstas son palabras tardías: las antiguas son mystes, y mysteria, el festival en el que se comunica el secreto.
»Los misterios, los que impartían el secreto mayor, eran los de Eleusis. Se celebraban en otoño, en el mes de Boedromión. Los mistos, "iniciados", llegaban en procesión ritual a este festival de "visión" en el que se alcanzaba la epopteia, el estado de "haber visto". A nadie que no hubiera sido iniciado se le permitía entrar en el recinto donde se celebraba algo más que myesis, el rito primero. Incluso para esta introducción al secreto se prescribía un secreto absoluto. Sólo se hacía público dónde y cuándo iba a tener lugar la myesis y lo que había que hacer para prepararla.»

martes, 1 de junio de 2010

Ravel, Le jardin féerique


Ravel, Ma mère l'oye, Apoteosis, Le jardin féerique

miércoles, 5 de mayo de 2010

Infancia en Berlín hacia el 1900, Benjamin (2)



Epílogo de Klaus Wagner, Benjamin W., Infancia en Berlín hacia el 1900, Ed. Alfaguara, pp. 143-144:
«Incluso en las miniaturas delicadas y siniestras, Benjamin seguía siendo el custodio de la Filosofía, el príncipe de los duendes. Como un consuelo, el estallido de la desesperación descubre el país de las hadas, del cual se habla en una poesía apócrifa y atribuida a Hölderlin. Suena como el escrito de Benjamin, y él le tomó cariño:
Con rosas envuelven
la vida de los mortales
las hadas generosas;
se mueven y obran
en miles de formas,
ya feas, ya bellas.
Allí donde mandan
todo es risa, con flores
y verdor de esmaltes.
Su aula de topacios
soberbios y adornos
tiene de vasos de diamantes.
Los aromas de Ceilán
perfuman, eternos,
los aires de los jardines.
Las sendas, no de arena
sino de perlas, están cubiertas,
como suelen en estas tierras.
Desde Salomón, no llegó
al fantástico reino
ningún aeronauta.
Esto, en confianza, según figuras
en tumbas de momias,
me dijo un silfo.»