miércoles, 9 de febrero de 2011

Guerra y guerra, L. Krasznahorkai (3)

László Krasznahorkai, Guerra y guerra, Ed. Acantilado, pp. 132-133:
«(...) y enseguida se presentó el alba, que con los primeros rayos del sol encontró a los cuatro ya fuera, delante de la casa, agachados todos sobre la hierba junto a una de las higueras, observando el anuncio todavía velado de la luz, mirando la salida del sol en el lado oriental de la bahía, pues todos coincidían en que pocas cosas había más bellas en la Tierra que la salida del sol, que la aurora, dijo Kasser, ese ascenso maravilloso, esa repetición portentosa del nacimiento de la luz, esa celebración derrochadora del retorno de la vista, de los perfiles y de la nitidez, esa fiesta de todo retorno y del retorno de la propia plenitud, agregó Falke, el momento de la seguridad, de la regularidad y del orden, el nacimiento y la ceremonia central del nacer, a buen seguro que no había nada más hermoso, se sumó Kasser, y todavía no habían dicho nada sobre cuanto ocurría en un hombre que veía todo eso, que se convertía en testigo silencioso de tal hechizo, sí, dijo Falke, pues si bien indicaba una dirección contraria que la puesta, la aurora, con su sobra claridad, era comienzo y partida, fuente de energía benéfica, al igual que la primera, pero también manantial de la confianza, señaló Kasser, pues cada mañana implicaba una confianza absoluta, y cuántas cosas más, añadió Falke (...)»

martes, 8 de febrero de 2011

Guerra y guerra, L. Krasznahorkai (2)

László Krasznahorkai, Guerra y guerra, Ed. Acantilado, pp. 57-58:
«(...) eso es lo que le enseñó Hermes, el dios de los caminos nocturnos, el dios de la nocturnidad, de la noche cuyo poder, en presencia de Hermes, se extiende inmediatamente también al día, pues tan pronto como se presenta en un lugar, enseguida transforma el mundo humano, dejando en apariencia que el día sea día, reconociendo en apariencia el poder de sus compañeros olímpicos, permitiendo que todo transcurra, en apariencia, según los planes de Zeus, mientras que Hermes susurra a sus súbditos que esto no es del todo así, y los introduce entonces en la noche, les enseña el caos increíblemente complejo de los caminos, los enfrenta a lo repentino, lo inesperado, lo imprevisible y lo casual, con las difusas ventajas del riesgo y de la propiedad, de la muerte y de la sexualidad, en una palabra, expulsa a sus súbditos de la claridad de Zeus y los inicia en la oscuridad hermética (...)»

lunes, 7 de febrero de 2011

Guerra y guerra, L. Krasznahorkai

László Krasznahorkai, Guerra y guerra, Ed. Acantilado, p. 57:

«(...) lo cierto era que ocurrió, que se enteró de la existencia de Hermes, tal vez por el homno de Homero, tal vez por Kerényi, tal vez por el maravilloso Graves, quién sabía por cuál de ellos, dijo Korin, y ésa fue si se le permitía expresarlo así, la fase iniciática, a la que de inmediato siguió otra, la de la profundización, en la cual leyó única y exclusivamente la grandiosa e insuperable obra de Walter F. Otto, Die Götter Griechenlands (Los dioses de Grecia), concretamente el capítulo correspondiente en la traducción húngara, ¡qué quedó hecha jirones!, y a partir de ese momento la inquietud irrumpió en su vida, a partir de entonces las vio de otra manera, las cosas cambiaron (...)»

jueves, 13 de enero de 2011

Calle de dirección única, Walter Benjamin

Walter Benjamin, «Calle de dirección única», en Obras, libro IV, vol. 1, Ed. Abada, p. 58:
«Aquel que contempla la salida del Sol despierto y vestido (durante el curso de una excursión, por ejemplo) conserva durante el día frente a todos la gloria del que ha sido invisiblemente coronado. Y aquel que haya visto la salida del Sol mientras trabaja se siente a mediodía como si él, por sí mismo, se hubiera puesto la corona»

viernes, 7 de enero de 2011

México y Viaje al país de los tarahumaras, A. Artaud


Artaud A., México y Viaje al país de los tarahumaras, Ed. Fondo de cultura económica, p. 55:
«[Artaud] Constata el caótico fluir de ideas y doctrinas en México, que demuestra para él un dinamismo revolucionario, pero lo que crítica es que ese dinamismo no esté encaminado o se concentre en la fuerza de lo primitivo que conduce a un reencuentro con el mito, centro prístino de la verdad. Alcanzar el mito es la revolución y no plantear las necesidades inmediatas del hombre»

lunes, 27 de diciembre de 2010

"Las afinidades electivas" de Goethe, W. Benjamin

Walter Benjamin, «"Las afinidades electivas" de Goethe», dentro de Obras, Libro I, volumen 1 ed. Abada, pp. 208-209:
«Porque la belleza no es apariencia, no es velo que cubra toda la cosa. Como tal, ella misma no es fenómeno, sino absolutamente esencia, y una por supuesto que sólo sigue siendo esencialmente igual a sí misma bajo el velamiento. Por eso la apariencia quizá sea un engaño en cualquier otra parte, más la apariencia bella es el velo ante lo necesariamente más velado. Por cuanto lo bello no es ni ese velo ni el objeti velado, sino que es el objeto en su velo. Pero éste, desvelado, se mostraría infinitamente inaparente. Aquí se funda la antiquísima opinión de que en el desvelamiento se transforma lo velado, y que se mantendrá “igual a sí mismo” solamente bajo el velamiento. Respecto a todo lo bello, en consecuencia, la idea del desvelamiento se convierte en la idea de la indesvelabilidad, que es la idea de la crítica de arte. Así, ésta no debe alzar el velo, ya que sólo mediante su más preciso conocimiento como velo podrá por fin alzarse a la verdadera contemplación de lo que es bello. (…) Nunca se ha comprendido todavía una verdadera obra de arte, sino cuando de modo ineluctable se la ha presentado como misterio. Ya que no de otro modo cabe definir ese objeto al que, en última instancia, el velo es esencial. Como sólo lo bello y nada fuera de él, velante y velado, puede ser esencial, la divina razón de ser de la belleza reside en el misterio»

lunes, 6 de diciembre de 2010

La sabiduría del bosque, Antología de las principales Upanisads

V.V.A.A., La sabiduría del bosque. Antología de las principales Upanisads, Ed. Trotta, p. 36
«En la tradición védica, brahmánica y upanishádica hay un sentido profundo de adoración de la palabra en sí. Vac, Palabra o Verbo, es en sí la esencia de la revelación, la revelación y lo revelado, la creación y el objeto creado. Como concepto y expresión reveladora y revelada, creadora y creada, es el proceso evolutivo-involutivo de todo el universo.»