jueves, 14 de octubre de 2010

Sobre los sueños y la muerte, M.L. von Franz (5)

(Isla de los muertos, Bocklin)
Marie-Louise von Franz, Sobre los sueños y la muerte, Ed. Kairós, pp. 93-95:
«Pero el tema del viaje se encuentra de lo más extendido en el culto funerario de los egipcios, donde las bau (almas) de los difuntos viajan con el dios Sol en su barca. El viaje al más allá sigue el curso del sol, se inicia con el descenso al mundo subterráneo, a las "cuevas de Sokar" y a través de diferentes lugares, en parte impedidos por poderes amenazadores, continúan hacia el este donde el muerto vuelve a la vida junto con el dios Sol, deja su momia en el mundo subterráneo y acompaña en forma de ba al dios Sol que renace en el este. El sol como meta del largo camino del difunto apareció también en el sueño del catre mencionado en la página 88. Simboliza la consciencia más elevada, la meta del proceso de individuación. La posición hacia el oriente de los enterrados en muchas culturas antiguas e incluso en algunas actuales alude a esta idea, es decir que la resurrección es al mismo tiempo algo así como una nueva salida del sol.
En Egipto la relación entre el recorrido del sol y el misterio de la muerte y de la vida creó una cultura especialmente rica. El sol es para los egipcios el garante de todo orden: "La noche, la oscuridad, la muerte, son especialmente peligrosos para los humanos porque están relacionados con el mundo anterior y exterior a la creación, es decir fuera del orden. En este desorden, que los egipcios denominan kra, no ser, no es posible la vida humana, como tampoco lo es sin el sol." Así fue al sol, al que, como símbolo de la nueva vida después de la muerte, los egipcios rendían tributo con máxima seriedad y un empeño material y espiritual muy importante. Visto desde una perspectiva psicológica, tal como resulta de la representación citada, el sol es un símbolo de la fuente de la consciencia

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