viernes, 13 de agosto de 2010

El fruto de la nada, Maestro Eckhart (5)

Maestro Eckhart, El fruto de la nada, Ed. Siruela, pp. 161-162:
«¿Cómo puede ser él una luz, si es incomprensible?, y respondo: precisamente porque es incomprensible es por lo que es una luz. Y por otro lado digo: la incomprensibilidad es una luminosidad y [ésta] es tan abierta proque su incomprensibilidad está vertida sobre su infinitud. Al haber sido vertida su infinitud sobre su simplicidad y sobre su pureza, eso hace que en Dios haya una luminosidad. Por eso es correcto decir que Dios es una luz. Aquí tienes que saber que, gracias a la luz divina, la perspectiva de esta verdad no se aprende en la escuela en los ejercicios de las criaturas, sino que se aprende en la escuela de todas las renuncias y de la separación de las criaturas. En esa enseñanza el cielo debe ser la escuela, el libro debe ser un corazón puro, la lección debe ser la eternidad, el maestro debe ser la luz increada y también la verdad. Es lo que creía David cuando dijo: "Oh Dios, en tu luz vemos la luz" [Sab 35, 10].»

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