viernes, 16 de abril de 2010

viernes, 9 de abril de 2010

El banquete, Platón

Platón, El banquete, Ed. Tecnos, pp. 53-54 (202 C- 203 B):
«—¿Qué cosa puede ser entonces el Amor? —le objeté—. ¿Un mortal?
—No, ni mucho menos.
—Entonces, ¿qué?
—Como en los casos anteriores —repuso—, algo intermedio entre mortal e inmortal.
—¿Qué, Diotima?
—Un gran genio (daimon), Sócrates, pues todo lo que es genio, está entre lo divino y lo mortal.
—¿Y qué poder tiene? —le repliqué yo.
—Interpeta y transmite a los dioses las cosas humanas y a los hombres las cosas divinas, las súplicas y los sacrificios de los unos y las órdenes y las recompnesas a los sacrificios de los otros. Colocado entre unos y otros rellena el hueco, de manera que el Todo quede ligado consigo mismo. A través de él discurre el arte adivinatoria en su totalidad, y el arte de los sacerdotes relativa a los sacrificios, a las iniciaciones, a los encantos, a la mántica toda y a la magia. La divinidad no se pone en contacto con el hombre, sino que es a través de este género de seres por donde tiene lugar todo comercio y todo diálogo entre los dioses y los hombres, tanto durante la vigilia como durante el sueño. Así, el hombre sabio con relación a tales conocimientos es un hombre "genial" y el que lo es en otra cosa cualquiera, bien en las artes o en los oficios, un simple menestral. Estos genios, por supuesto, son muchos y de muy variadas clases y uno de ellos es el Amor.»