domingo, 28 de febrero de 2010

La tempestad, de W. Shakespeare

W. Shakespeare, La tempestad, Ed. Cátedra, pp. 379-383 (traducción de Manuel Ángel Conejero Tomás-Bayer y Jenaro Talens Carmona:
Próspero:
Oh, vosotros, elfos de las colinas, riachuelos, lagos
tranquilos y bosques; y vosotros, que sin dejar huella
en la eran perseguís a Neptuno cuando se retira
para huir corriendo si retorna; vosotros, duendecillos
que a la luz de la luna hacéis cercos de hierba amarga
que la oveja no quiere comer; y vosotros, que por diversión
criáis hongos nocturnos; que con gran alboroto
oís el toque de queda solemne, con cuya ayuda,
-oh débiles maestrillos- he oscurecido el sol
de mediodía, he despertados los vientos impetuosos
y desatado en guerra estruendosa el verde mar
contra la bóveda de azur; yo he prendido el fuego
del terrible trueno estrepitoso, y he astillado
el roble de Júpiter con su propio rayo; hice temblar
promontorios de base firme, y de cuajo arranqué
pinos y cedros; y a mi señal las tumbas despertaron
a los muertos y se abrieron para dejarles huir,
gracias al poder de mi arte. Yo, aquí, ahora, abjuro
de mi magia violenta. Y, cuando haya requerido
la música del cielo -tal como hago ahora-
para que sobre sus sentidos obre, según mis fines,
el melódico hechizo, romperé mi vara
para sepultarla en la tierra, bien profunda;
y a mucha más profundidad de la que pueda alcanzar
sonda alguna, sumergiré mi libro.

sábado, 27 de febrero de 2010

Cosmos y Psique 3

Richard Tarnas, Cosmos y Psique, ed. Atalanta, pp. 368-369:
«Como sabemos, Jung prestó especial atención a los movimientos repentinos o insólitos de la naturaleza por su potencial significado sincrónico, ya se trate de viento y agua, ya de aves, insectos, peces u otros animales. Pero los acontecimientos y coincidencias que acabamos de exponer -el hundimiento de barcos balleneros, el nacimiento de Melville y de Moby Dick- y los movimientos cósmicos y las configuraciones arquetípicas con los que coinciden sugieren una forma de orquestación sincrónica en la naturaleza que, en comparación con el escarabajo de oro que entró por la ventana de Jung en el preciso momento en que su paciente narraba su sueño, reviste una grandeza épica sobrecogedora. Esta poderosa configuración, que opera en tantos niveles de lo humano y de los mundos naturales, guarda íntima relación con la posibilidad de que en "todas las cosas" -tanto en las profundidades de la psique humana como en las de la propia naturaleza- resida un anima mundi, esto es, una profunda interioridad arquetípicamente informada. La poderosa obra de Melville es algo más que una obra humana: representa la violenta irrupción de la fuerza misma de la naturaleza, imbuida de oscuro y numinoso significado. Fuerzas elementales de sentido y finalidad que surgen del fondo del océano, dos veces como ballenas y dos veces con formas humanas, en el nacimiento de Melville y en el de su libro. Estas sincronicidades dobles en el reino humano y en el de los cetáceos son suficientemente asombrosas por sí mismas como para sucitar una reflexión en profundidad. Sin embargo, de alguna manera ligado a todos esos acontecimientos y coincidencias y dándoles unidad está el gran macrocosmos mismo, los movimientos planetarios en el vasto cielo estrellado, muy por encima del océano de las ballenas y de los hombres, reflejando una profundidad de configuración significativa y misteriosa finalidad en el fondo de todas las cosas.»

viernes, 26 de febrero de 2010

Cosmos y psique 2


Richard Tarnas, Cosmos y Psique, Ed. Atalanta, pp. 125-126:
«Desde el comienzo de la astrología occidental, esa manera de entender el mundo se asoció estrechamente a la concepción griega del Kosmos, palabra que los pitagóricos aplicaron por primera vez al mundo como un todo para expresar una síntesis típicamente griega de orden inteligente, belleza y perfección estructural.
»La tradición astrológica iniciada por los griegos en Alejandría durante la era helenística, en los siglos inmediatamente anteriores y posteriores al nacimiento de Cristo, era parte integral de una concepción clásica del mundo profundamente influida por el pensamiento pitagórico y platónico. Tenía sus raíces en las observaciones del cielo de la antigua Mesopotamia, que se remontaban por lo menos a comienzos del segundo milenio a.C., y tomó forma bajo antiguas influencias culturales babilónicas, egipcias y persas. La primera carta natal u horóscopo que se conoce data de alrededor de 400 a.C. (la época de Sócrates y Platón). El enfoque y el método astrológico que hicieron su aparición en los siglos siguientes estuvieron estrechamente unidos a las disciplinas científicas de la astronomía, las matemáticas y la medicina griegas, a las corrientes esotéricas de pensamiento que confluían en las religiones mistéricas y en la literatura hermética de la Antigüedad clásica, y también a importantes movimientos filosóficos y religiosos como el neoplatonismo, el aristotelismo, el estoicismo y el gnosticismo.»


(fotografía tomada por el Hubble)

miércoles, 24 de febrero de 2010

Cosmos y Psique

(Foto de Neptuno tomada por el telescopio Hubble: http://hubblesite.org/gallery/album/solar_system/pr2003017c/)

Richard Tarnas, Cosmos y Psique, Ed. Atalanta, p. 108:
«En el curso de su carrera, Jung se sintió cada vez más atraído por la antigua perspectiva cosmológica de la astrología, que postulaba una correspondencia simbólica sistemática entre las posiciones planetarias y los acontecimientos de la existencia humana. Allí estaba la tesis, ampliamente aceptada en la mayoría de las otras culturas, así como en épocas anteriores de Occidente, de que el orden del universo es tal que los movimientos y las configuraciones del cielo están sincrónicamente correlacionadoscon los movimientos y las configuraciones de los asuntos humanos, de un modo que los hace inteligibles y significativos para la mente humana. Jung empezó a examinar la astrología no más tarde de 1911, cuando mencionó sus investigaciones en una carta a Freud. ("Tengo las noches muy ocupadas por la astrología. Hago cálculos de horóscoposcon el fin de encontrar una pista que conduzca al corazón de la verdad psicológica. Han sucedido algunas cosas extraordinarias...") Poco a poco el interés se fue convirtiendo en foco importante de investigación, hasta que en sus últimos años Jung se dedicó con considerable pasión a la investigación astrológica.»


(Foto de Júpiter tomada por el Hubble: http://hubblesite.org/gallery/album/entire/pr1999029b/)

lunes, 22 de febrero de 2010

El secreto del veda (2)

Sri Aurobindo, El secreto del Veda, Fundación Aurobindo, p. 62:
«Se me reveló, por fin, que el sistemático simbolismo del Veda se extendía a las antiguas leyendas referentes a las relaciones de los dioses con los antiguos videntes. Sin duda, algunas de estas leyendas míticas, si no todas, podían ser en su origen de esencia únicamente materialista y astronómica; pero en este caso es seguro que su sentido primitivo se amplió con elementos ulteriores de simbolismo psicológico. Una vez conocido el simbolismo de las imágenes védicas la intención espiritual de estas leyendas se torna evidente e indudable.»

miércoles, 17 de febrero de 2010

El secreto del Veda, Sri Aurobindo

Sri Aurobindo, El secreto del Veda, Ed. Fundación Aurobindo Barcelona, p. 46:
«La hipótesis sobre la que se basa mi propia investigación es que el Veda presenta un doble aspecto y que los dos sentidos contenidos en su texto, aunque estrachamente solidarios, deben ser correctamente diferenciados. Los rishis construyeron, para modelar en él su pensamiento, un sistema de paralelismos que les permitía asignar a cada divinidad el papel de potencia a la vez interna y externa de la Naturaleza universal (...) Pero en este lenguaje predomina siempre el sentido psicológico de los términos, más penetrante (...) El Veda es en su origen el libro destinado a la iluminación espiritual y a la transformación interior. En consecuencia, es este sentido psicológico el que debe ser inicialmente restaurado.»